La mente organizacional igual que la personal no constituye un sistema de procesamiento de información (datos, percepciones, emociones y pensamientos) amigable, predecible y fácilmente controlable, como ocurre regularmente con los computadores; debido a que el aparato psicológico individual y colectivo, tienen intencionalidad, motivos, emociones y expectativas de todo tipo; que tienden a perpetuarse o sobrevivir a cualquier costo, porque la mente es perezosa o resistente a los cambios de ideas o patrones de pensamientos diferentes. La inercia mental es manejada por diálogos internos, que regularmente son irracionales e interminables donde la realidad externa, que suele cambiar de rostro, no siempre tiene cabida; en consecuencia, pretendemos seguir manejando los nuevos eventos con los esquemas mentales de siempre y en algunos casos, teñidos de resentimiento por eventos pasados o por pensamientos ansiógenos y anticipatorios de situaciones futuras.
En virtud de que toda organización representa una red de conversación, cada individuo indistintamente de su posición o rol afecta y es afectado por la manera como se comunican para manejar procesos, políticas e instrucciones a fin de obtener los resultados esperados que, permitan garantizar viabilidad y sustentabilidad del negocio. Muchos de esos procesos interactivos son inconscientes, en el sentido de que no nos percatamos de los atributos asignados a los eventos del día a día y del efecto que generamos en los demás con nuestros comportamientos.
Con frecuencia observamos que, en los equipos de trabajo (ejecutivos, gerenciales, interdisciplinarios) las comunicaciones se hacen disfuncionales e impactan el clima organizacional de manera desfavorable, porque los compañeros de trabajo, supervisados y supervisores prefieren pasar el tiempo quejándose los unos de los otros a espaldas de opciones posibles, en lugar de entablar un diálogo franco, constructivo y asertivo de lo que está pasando. Como consecuencias, tenemos ausentismo, rotación, conflictos, problemas de salud y predisposición para recibir todo tipo de información organizacional y externa, que al final, disminuye la productividad y “moral” de los grupos y equipos de trabajo.
Por todo lo expuesto, es perentorio hacer un paréntesis en las actividades administrativas y operacionales para evaluar y revitalizar los mecanismos de interacción, que matizan la red conversacional del grupo, como preámbulo a la alineación, compromiso y capacitación como Equipo de Alto Desempeño. La técnica de la Action Research permite de manera efectiva y oportuna, realizar diagnósticos de clima y al mismo tiempo acordar acciones de mejoramiento, donde los participantes ejercen los roles de objeto y sujeto a la vez. Para siete personas, son suficientes ocho horas de trabajo de forma intensiva.