En los siguientes artículos, me propongo brindar detalles de la personalidad y del carácter, según mi experiencia clinica, como consultor, coach y facilitador a fin de dar pistas para auto conocernos y determinar hasta que punto nos hemos autorrealizado. No pretendo presentarlos como la única verdad, sino como una aproximación a la experiencia de pasar de la personalidad o Ego al carácter (autorrealización) donde valoramos, desarrollamos y disfrutamos nuestro verdadero SER.

LA PERSONALIDAD

Parte I

En psicologia, el estudio de la personalidad ha sido siempre una temática de mucho interés para determinar la “normalidad” y los trastornos o comportamientos rígidos o desadaptativos del ser humano. La personalidad es inherente a nuestras vidas, mas, sin embargo, siempre ha sido esquiva desde el punto de vista conceptual por los diferentes enfoques que observamos en sus principales estudiosos. La personalidad es como un sistema donde interrelacionan creencias, costumbres, pensamientos, emociones y comportamientos para obtener resultados en cualquier área de nuestras vidas. En ocasiones, ese sistema se hace rígido en la manera como nos relacionamos con nosotros mismos, con el tiempo, el mundo y con los demas.

Relacion con nosotros mismos

Debido al miedo a darnos cuenta de quienes somos o que los demas descubran nuestra fragilidad y vulnerabilidad, nos construimos una apariencia o una imagen superficial. Quizá por esa razón, los antiguos griegos le llamaron “mascara” a la personalidad porque sirve para ocultar factores internos y lograr la aprobacion social que mejor se ajuste a nuestras expectativas. Hacemos de nuestra superficialidad una verdad. La personalidad se alimenta del ego, razón por la cual nuestro comportamiento verbal y no verbal nos delatan o dejan colar ese yo que hemos cultivado como pantalla que en cualquier quiebre, conflicto, desacuerdo o discusión, sobre todo, cuando escuchamos la voz de la incompetencia, desánimo y de inferioridad.  A la personalidad le atrae elaborar suposiciones que con regularidad no verifica para conservarlas como “verdades”.

En la personalidad somos capaces de asumir posiciones extremas en relación con la autovaloración, auto aprecio, autoconcepto y conocimiento de nosotros mismos. Podríamos considerarnos superiores o inferiores; tener un concepto de que somos valiosos o que es poco el valor que representamos en la vida y; tener precisión limitada del potencial o sentirnos profundamente repleto de todo un potencial ilimitado a desarrollar. A la personalidad la mueve pensamientos de escasez, irracionales – automáticos, personalización de hechos y emociones aflictivas como la cólera, el pánico, la culpa, resentimiento y la depresión que tarde o temprano, pueden llevar a que la persona tome consciencia de la situación y, en consecuencia, busca profundizar o incursionar hasta lo ahora desconocido en su dimensión interior, sobre todo, cuando el distrés lo rebasa o el dolor fisico o psicológico le aprieta.

 

Expresamos rabia hacia nosotros mismos cuando no obtenemos lo que nos proponemos y en ocasiones nos convencemos de que en verdad somos incapaces o tambien, podríamos sentirnos como el ser más infeliz, cuando las cosas no salen perfectas o como las deseamos. Ademas, esa necesidad de perfección nos hace indecisos, pensamos demasiado para tomar decisiones o postergamos todo, como síntoma de padecer procrastinación. Nos llenamos de pensamientos pesimistas, catastróficos o de pérdidas y hasta creer en fetichismo y esoterismo. La personalidad suele ser muy reactiva, es decir, no pensamos de manera reflexiva o lo hacemos muy poco, cuando estamos frente a cualquier estimulo externo o interno. Ella representa la base o la planta baja para edificar nuestro carácter de manera continuo o en paralelo. Cuando se dice que alguien tiene un caracter apático, nervioso o sentimental, según mi manera de percibir el fenómeno, se sigue haciendo referencia a la personalidad.

En la personalidad la mente inventa miedos, somatizaciones, existe terror por las pérdidas, separaciones, a la soledad y; a traves de su lenguaje se lesiona con frecuencia la autoestima; pero todo lo justifica o racionaliza para “sentirse bien” pese a las incomodidades, desasosiegos e intentos fallidos” e incluso, recurre con suma facilidad a la automedicación o depender de psicofármacos para dormir y controlar sus niveles de ansiedad y depresión. En la personalidad dudamos de nuestro valor y nos auto saboteamos las posibilidades de logros o nos bloqueamos por temor al fulano fracaso. Sin embargo, logramos “ser felices” cada vez que conquistamos o alcanzamos metas en la vida y, adquirimos seguridad, sobre la base del dinero o bienes materiales; porque confundimos el bienestar subjetivo con la felicidad. A traves de la personalidad nos es muy facil identificar o definir los porqués de lo que decidimos, pensamos, hacemos y obtenemos mas no asi los paraqués en la vida, debido a que confundimos lo util con lo importante.

Cuando nos dejamos atrapar por la desesperanza y baja valoracion de nosotros mismos tomamos la decisión de sacrificar la dignidad, la libertad y paz ante cualquier agresor o verdugo que nos reafirme que, sin la dependencia, estaríamos derrotados o nos moriríamos de mengua. Terminamos identificándonos con el tirano, justificamos su conducta y nuestros pensamientos se preparan para solo hacer y tener en la sobrevivencia. Nos rendimos o abandonamos toda aventura por conquistar y explorar en nuevos espacios, donde darle rienda suelta a nuestro potencial, sin la necesidad de sufrir o empeñar la dignidad. La personalidad es frágil o ingenua ante la tentación del fanatismo aun cuando vayan en contra de la vida y el crecimiento humano, porque la fijación irracional de todo tipo de ideas genera seguridad mental y; podría responder al mismo odio o rechazo que sentimos por nosotros de forma conciente o subconcientemente. En la personalidad resulta difícil cambiar de pensamientos, emociones y conductas para obtener resultados distintos en cualquier área de la vida (zona de confort).