¿QUE TENGO MAS, PERSONALIDAD O CARÁCTER?

Personalidad

Parte IV

 

Relación con los demas

Desde el punto de vista de las relaciones, la personalidad es pasiva o agresiva, aunque si nos preguntaran, decimos que somos asertivos o muy directos y claros con los demas. Por medio del prisma de la personalidad percibimos a los demas como seres diferentes y distantes a nosotros y, en consecuencia, ante ellos no podemos bajar la guardia. A traves de la personalidad podemos manipular, engañar o crear una aparente imagen positiva ante los demas, e incluso, personas con trastornos histéricos y sociopaticos, suelen generar una percepción de admiración y aceptación laboral, social, religiosa y familiar con suma habilidad y destreza. Con ello, no quiero decir que siempre la personalidad es peyorativa y patológica, sino que representa una camisa de fuerza o un recurso para mantener a los demas a raya. La ansiedad por resultados y por controlarlo todo, el competir como fin en la vida, la timidez, soberbia, prepotencia, ingratitud, las ínfulas de superioridad en ocasiones nos imposibilitan valorar virtudes, relacionarnos con respeto y celebrar los éxitos de los demas; al contrario, sentimos alivio psicológico cuando encontramos defectos en otros y; energizados cuando “ganamos” en una discusión.

La necesidad permanente de tener la razón a cualquier precio, de culpabilizar y encontrar errores en los demas, de evaluar, enjuiciar, comparar y culpabilizar; son síntomas de una personalidad rígida y con bajo nivel de adaptacion social y: a los cuales nos apegamos a traves del tiempo en forma de habitos. En la personalidad escondemos nuestros miedos y sufrimientos a traves de la agresividad, prepotencia y autosuficiencia, en una relación, donde vemos al otro como enemigo, obstáculo, inadecuado o incompetente. Por el hecho de ver al mundo como si fuese un campo de batalla, vivimos con desconfianza, a la defensiva, ofensiva o disminuidos ante la supuesta superioridad de otros. Por eso “los amigos son contados con los dedos” pues, solo tenemos compañeros de estudios, trabajo o vecinos y, además, mantenemos la duda de quienes realmente serán nuestros verdaderos amigos.

Al otro, lo usamos para compararnos, envidiarle y justificar nuestro analfabetismo humano por no poder leer en los demas, todo aquello maravilloso que esta mas allá de su conducta, de su cuerpo y de toda la apariencia. De aquí derivan conflictos, separaciones y hasta la muerte. Es difícil, para no decir imposible, amar desde la personalidad debido a la obesidad y ceguera de nuestro ego. Por eso cuando queramos comprobar la solidez de cualquier vínculo o relación familiar, basta poner en la mesa dinero, prestigio o estatus. A la personalidad le interesa más el dinero y a la “persona importante” que la relación. Les ilustro con un ejemplo, hace dias una persona que llegó a ocupar el cargo de mayor nivel en una industria, nos convocó a una reunión de trabajo y solía recibirnos con un apretón de mano o un abrazo. De pronto, entra al salón un ex compañero de trabajo y, justo en el momento que le estoy estrechando mi mano, me la suelta intempestivamente y me quita la mirada para saludar a quien había convocado la reunión. Es probable que, ambos, no tomaran consciencia del fenómeno. No obstante, mi relación con él sigue estando intacta.

La personalidad es sumamente sensible a la incertidumbre, a las críticas, a los desacuerdos, a los rechazos, a las pérdidas, a los “fracasos”, a los obstaculos y a tener que ampliar la zona de confort. A la personalidad le resulta difícil e incómodo establecer una relación íntima con los demas, aunque en las conversaciones le fascina hablar de sí, muy superficialmente o al contrario habla más de lo necesario, en lugar de interesarse en los interlocutores. Nuestro mayor interés es que nos comprendan antes que nosotros comprender al otro. Nos cuesta escuchar porque prestamos mayor atencion a lo que vamos a decir o contradecir con relación al discurso de quien nos habla. En lugar de interesarnos por lo que la otra persona está diciendo, utilizamos la situación para hablar de nosotros a fin de saciar nuestro ego. A los demas podemos verlos desde cierta distancia o hasta con indiferencia, pero tambien es factible que por déficit en la autoestima, nos apegamos a “personas toxicas” como cualquier adicto, donde a pesar de experimentar dolor en la relacion, no podemos desapegarnos.

Si hiciéramos una analogía con un iceberg, en su pico o punta veríamos la personalidad y en todo aquello que no es captado por nuestros ojos, está el carácter o, mejor dicho, el potencial humano y espiritual inagotable, que, de proponérnoslo, podríamos convertir este iceberg en solo carácter para lograr una vida plena, genuina, en paz, en armonía, en total confianza e inspirada por el amor a nosotros mismos, a los demas y todo cuanto significa vida. Es muy normal que las personas crezcan, se desarrollen y mueran con la máscara que de manera consciente o no, decidieron portar durante toda la vida¿Cuál seria tu epitafio, escrito hoy, desde la personalidad?

 

¿Como autodescribirme o determinar qué tanto de Personalidad tengo?  

  • A medida que hacemos la lectura por medio de la INTROSPECCION miramos hacia nuestro interior para analizar las vivencias o experiencias (pensamientos, emociones, comportamientos y resultados en la vida) y ver como esta nuestro nivel de consciencia hoy y, de satisfaccion con respecto a la relación con nosotros mismos, al tiempo, al mundo y con los demas.
  • Otra manera, podría ser seleccionando una o varias personas de cierta confianza y, darles el derecho de que nos describan comportamientos que recuerden de nosotros en algunos eventos o situaciones en las distintas áreas de nuestras vidas (familiar, pareja, laboral, financiero, social, cultural y espiritual) sin hacer juicios, evaluaciones o moralizaciones. Que no necesariamente son verdades sino parte de ella.