La pareja como vinculo o conexión de compromiso emocional y, no necesariamente de carácter jurídico o religioso, constituye uno de los proyectos de mayor riesgo y que más tiempo y recursos consume en nuestras vidas. Aunque al inicio, la mayoría aspira que la relación dure toda la vida, mas del 50% tiene probabilidad de disolverse de manera gradual o intempestiva e incluso, a veces quienes permanecen en la relación por algun miedo o factor externo, pasan del dolor a un sufrimiento permanente. Entre las razones principales esta la incapacidad para construir una relación sana y sustentada en el amor, porque no nos hemos auto examinados para saber quiénes somos y, en consecuencia, nos lanzamos a ciegas a la aventura, donde regularmente, prevalece lo biológico y ciertas ilusiones o expectativas sobre la otra persona. Y porque no decirlo, nos acercamos vacíos, sin nada que compartir, sin la mínima autorrealización.

La relación de pareja es unidad de proposito, donde la interdependencia es la plataforma esencial para tejer conexiones complementarias y no de competencia. Tanto la dependencia como la independencia son fuentes de miseria emocional, porque nos alejan del amar con capacidad de compromiso a largo plazo y del sacrificio necesario para una relación más allá de lo biológico y emocional. Son dos seres que deciden vivir juntos como amigos para compartir la felicidad, la libertad, la intimidad, los recursos y cuanta energia posean, sin que se conviertan en una carga del uno para el otro. La relación debe estar limpia de toda connotación mercantilista porque se convierte en un infierno por la diversidad de conflictos que devienen. Es asi como surgen en la relación los celos, la ira, el odio, la lujuria y la nefasta necesidad de control y posesión.

La relación de pareja es difícil, retadora, mas no imposible, siempre y cuando prevalezca la libertad, la comprension, la aceptación incondicional, claridad en las responsabilidades y solidez en los compromisos. Es perentorio tener consciencia de que nadie nace para nosotros, que la otra persona no ha llegado a nuestras vidas para satisfacer los ideales de cómo debe ser una pareja, en tercer lugar, que nosotros somos los proveedores del amor que requerimos y en tal sentido, nadie esta obligado a darnos amor y, en cuarto lugar, nadie tiene la obligación de cubrir mi soledad porque siempre viviré con la zozobra de quedarme solo y por ende, volver a sentirme en soledad.

La duracion y crecimiento de la vida en pareja, no necesariamente es por el amor que se profesan sino por los estilos y patrones de comunicación para dirimir los conflictos y distintos desacuerdos que se les presentan en el manejo de las áreas de vida. Como no existen parejas perfectas, los conflictos serán inevitables y en la medida que se detecten a tiempo, habrá mayores posibilidades de resolverlos de manera efectiva y productiva para la relación. Lo lamentable es que el 50% aproximadamente, no se da cuenta a tiempo de que existen problemas, desacuerdos o insatisfacciones; un 30% detecta el conflicto, pero no sabe cómo resolverlo y el restante 20% tiene consciencia de la existencia del conflicto más, sin embargo, no le interesa buscar una solucion satisfactoria. Lo interesante de esta situación, según nuestra experiencia clinica, es que mas del 80% de los casos, tienen la extraordinaria posibilidad de resolverse satisfactoriamente como una demostración de que, si se puede cultivar la relación con tesón, coraje y capacidad de riesgo para seguir escalando la cima del amor como estado o principio.